Fumio Kishida asumió el cargo como el nuevo primer ministro de Japón el lunes, con la tarea de liderar la tercera economía más grande del mundo fuera de la pandemia de coronavirus.
Kishida, de 64 años, quien fue elegido líder del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) la semana pasada, fue confirmado oficialmente como el centésimo primer ministro del país después de una votación parlamentaria; su elevación al cargo era casi un hecho debido a la mayoría del PLD en la cámara baja.
Kishida, un liberal moderado considerado como una mano estabilizadora, hereda un Japón que ha sufrido crecientes infecciones por covid-19, una economía estancada, una población que envejece rápidamente y crecientes tensiones con China.
Kishida se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores del país de 2012 a 2017, bajo el mandato del primer ministro japonés con más años de servicio, Shinzo Abe. Sucede al primer ministro saliente Yoshihide Suga, quien anunció a principios de este mes que no se presentaría a las elecciones de liderazgo de su partido luego de un mandato turbulento marcado por una caída en el apoyo público mientras luchaba por contener el coronavirus.
Los analistas dicen que Kishida es visto como un constructor de consenso, una elección que representa estabilidad. Pero el veterano político no era la opción más popular: tenía un apoyo mediocre del público y batalló para deshacerse de su imagen de burócrata aburrido.
Su primera gran prueba serán las próximas elecciones generales, en las que será el rostro de un partido que ha sido criticado por su manejo de la pandemia.
«No va a ser una estrella de televisión. No va a capturar la imaginación del japonés promedio. Pero los japoneses quieren estabilidad y seguridad, y creo que él podrá proporcionar eso».
dijo Keith Henry, presidente de la consultora de riesgo político y negocios Asia Strategy.