Japón (日本) es un país insular del este de Asia. Está ubicado entre el océano Pacífico y el mar del Japón, al este de China, Rusia y la península de Corea. Conocido como «La tierra del sol naciente», es una de las mayores potencias económicas del mundo.
Japón está formado por cuatro islas principales: Honshū, Hokkaidō, Kyūshū y Shikoku, que forman el 97% de la superficie total del país, y por otras 6.848 islas menores adyacentes. Tiene una población de 127 millones de personas, la décima más numerosa del mundo
Algunos consejos para visitar la parte de Tokio que es gratuita.
A todo el mundo le gusta ahorrar unas monedas, así que algunos consejos para visitar la parte de Tokio más económica.
Decimos jardines porque para acceder al interior, donde vive la Familia Imperial Japonesa, solo dispones de dos días al año (el 2 de Enero y el 23 de Diciembre). En cambio para entrar en los jardines no hay restricción. Lejos de la idílica idea de un jardín japonés, esto es más un estilo de parque enorme en el que puedes pasear y ver los muros del Palacio. De ese modo, dejarás libre tu imaginación hacia la gloriosa época Edo nipona.
Este edificio, el ayuntamiento de Tokio, está situado en el barrio de Shinjuku. Si lo incluimos en esta lista, no es por el edificio en sí mismo, ya que observar es gratis, sino porque si subes a la planta 45 tienes dos miradores gratuitos en los que podrás observar una gran parte de la ciudad. El mirador Norte está abierto de 9:30 a 23h, mientras que el mirador sur cierra antes, a las 17:30h.
El templo de Sensoji es el más antiguo que podemos encontrar en Tokio, un lugar muy espiritual donde muchos japoneses van a orar y realizar la ceremonia del incienso. Tanto el templo como la pagoda que hay justo a su lado son realmente espectaculares. Lugares absolutamente imprescindibles en tu visita a esta gran metrópolis. Nosotros fuimos a última hora de la tarde y, para nuestra sorpresa, fue todo un acierto. Si estás a esa hora por allí, te recomendamos fervientemente que te tomes tu tiempo para observar la puesta de sol desde la entrada. Un acontecimiento que no tiene precio, y no nos referimos a la gratuidad del templo, aunque acceder al interior del mismo sí que tiene un coste.
Al poner el semáforo en verde te sientes un poco Braveheart al abalanzarse contra los ingleses. El archiconocido paso de cebra -aunque en realidad son varios- de Shibuya es una experiencia digna de ser vivida. Cientos de personas cruzando al mismo tiempo sin que haya ni una sola colisión entre peatones. El mejor lugar desde donde observar es desde uno de los edificios que lo rodean.
Un espectáculo solo al alcance de los muy madrugadores. Únicamente un reducido número de personas puede ver en directo la puja que se hace en esta lonja. Para el resto, siempre queda la posibilidad de entrar al mercado una vez haya acabado esta subasta. A esa hora podrás pasear por entre el laberinto de pasillos encharcados de agua viendo todo tipo de pescados y mariscos. Algunos de ellos totalmente desconocidos para nosotros. Sigue siendo una visita muy atractiva ver a los trabajadores con sus pañuelos en la cabeza descuartizando este alimento tan básico en la dieta japonesa.
Una isla artificial con una oferta muy amplia de actividades, eso es Odaiba. Centros comerciales -algunos decorados como hoteles de Las Vegas-, restaurantes, museos de coches antiguos y más. Todo ello con un autobús gratuito que te lleva de un lugar a otro en un recorrido circular.
Lo rico de este país, no solo en términos económicos, pues es la tercera economía del mundo es la diversidad.
Historia, cultura, gastronomía, tecnología y compras.
Volcán activo de 3776 metros de altura, el punto más alto del país. Está en el centro de Japón a 120 kilómetros de Tokio, su capital. El nombre completo del monte es Fujisan: Fu, riqueza; Ji, samurái; San, montaña. Fue inicialmente un lugar de entrenamiento de estos guerreros del antiguo Japón; ahora es zona de bases militares a los pies de la montaña. El personal turístico tiene excursiones para ascender a pie o en vehículo, pero estos solo llegan hasta la quinta estación, a 2300 metros de altura. Aunque lo ideal es alcanzar lo más alto, si no lo haces (algo que ocurre con muchos turistas), igualmente podrás visitar santuarios durante el camino. Visita y conquista el Monte Fuji de julio a agosto, temporada perfecta antes del invierno.
Tsumago es uno de los pueblos que conserva su esencia de la época. No verás cableado eléctrico en sitios públicos ni vehículos transitar por sus principales calles. Durante la época Edo (1603-1868) fue sitio de parada obligatoria en la ruta de los caballeros y del comercio Kioto-Tokio, pero el fin de esta era y la modernidad acabó con su prosperidad, porque dejó de ser una ruta de a pie. Pese a ello, su gente invirtió en la restauración de sus vías y casas de época, para ganar ahora un título de pueblo turístico con museos, calles empedradas y venta de artesanía. Visitar Tsumago es lo más parecido a dar un viaje al pasado.
Otro lugar emblemático es el Santuario Fushimi Inari, en Kioto, el cual está para rendir tributo a Inari, el dios del arroz. Su rasgo más atractivo son sus miles de torii, el arco tradicional japonés que separa lo profano de lo sagrado. Suelen tener tonalidades rojas o bermellones. Los torii son donados por comerciantes con sus nombres o el de sus negocios, para que Inari les conceda bonanza. El recorrido a través de estos supera los 4 kilómetros, por lo que debes llevar agua para hidratarte. El santuario superó las 2 millones de visitas solo en 2017.
A la Isla Itsukushima, mejor conocida como Isla Miyajima, solo se puede llegar navegando. Desde Hiroshima se toma un ferry que te dejará en este hermoso destino en escasos 20 minutos. La vida en la isla gira en torno a Miyajima (isla de santuario) que tiene en su entrada un inmenso torii, convertido en un emblema para todo Japón. Es una de las imágenes que más se repite en las guías turísticas. La particularidad del santuario es que está construido sobre el mar. Cuando el nivel del agua es bajo, puedes llegar caminado al gran torii y es solo desde allí que se aprecia su inmensidad. Cuando la marea es alta, parece estar flotando: un efecto sin comparación.
El Jigokudani Monkey Park es el hogar de los famosos monos salvajes de Japón. Son particularmente especiales por quedarse durante el invierno y soportar sus bajas temperaturas. Aunque puedes llevar a tus chicos, la ruta para llegar a la principal atracción del parque es de 1,6 kilómetros caminando, por lo que debes tomar medidas al respecto. En 40 minutos estarás frente a los entretenidos simios. Jigokudani significa «valle del infierno», nombre por el vapor del agua hirviendo que burbujea en el suelo helado. Esta misma es usada por los monos cara roja para ducharse en un entorno frío por el invierno. El parque está en la prefectura de Nagano al oeste de Tokio.
La aldea Shirakawa-go es un lugar mágico dentro de Japón. No en vano la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1995. Rodeada de bellas montañas y con un río que la atraviesa por completo, es conocida por sus casas estilo gassho-zukuri, residencias de techo de paja construidas para soportar el peso de la nieve durante el intenso invierno. Pasar unos días en este rincón de Japón al oeste de Tokio te permitirá desconectarte del típico ajetreo de la ciudad, mientras descansas y te relacionas con la naturaleza y la cultura de la aldea.
Kanazawa es una gran ciudad que, pese a su modernidad, conserva y exhibe a los turistas sus primeros rasgos, sus orígenes. “Pantanos de oro”, como también es conocida esta urbe en la costa oeste de Japón, tiene para sus visitantes el Castillo de Kanazawa, fundado por el clan Maeda que estuvo en el poder por 14 generaciones. También podrás conocer cómo vivían los samuráis en el barrio Nagamachi en los alrededores del castillo. Su moderno museo de arte contemporáneo de paredes externas de cristal e instalaciones interactivas, te dará acceso a una de las mejores exhibiciones del país. No puedes dejar Kanazawa sin visitar el templo Ninja, fantástico edificio de pasadizos y trampas explosivas: es divertido e interesante.
El bellísimo estanque azul en las afueras de Furano, en Hokkaido, norte de Japón, es un lugar mágico. Aunque parece natural, se trata de una presa construida para proteger a la comunidad de los flujos de lodo de un volcán cercano. Su brillante azul no es directamente por el agua, sino el resultado de la combinación de los rayos del sol y los minerales de esta. Algunos creen a primera vista que hay un bosque sumergido en él por las ramas y troncos que sobresalen, imagen popular en numerosas guías turísticas.
El Castillo de Osaka es un símbolo de poder e historia de la ciudad. Sus 2 hectáreas de áreas verdes sirven para pasear, practicar deportes, hacer ejercicios y relajarse lejos del ajetreo de la ciudad. Construido en 1583 por el poderoso general Toyotomi Hideyoshi, fue demolido y rehecho después de varias guerras, hasta ganar un aspecto y características muy modernas. La torre principal del castillo tiene 13 pisos. Dentro puedes encontrar museos, sala de convenciones y un espacio dedicado al “señor de la guerra”: Toyotomi Hideyoshi. En las áreas que lo circundan hay casa de té, estadios y tiendas de recuerdos.
El cruce de Shibuya se suma a los sitios más populares de Japón, con un recorrido diario de 3 millones de personas. El famoso cruce peatonal tiene un sistema de stop sincronizado en todas las direcciones, para que los vehículos se detengan y permitan el tránsito de hasta 3000 personas al mismo tiempo. ¡Un espectáculo digno de ver! Este punto de Tokio es una zona comercial fundamental de la economía de la ciudad, con tiendas de marcas exclusivas del país y del mundo. Sus noches son divinas a la vista por sus variadas e inmensas pantallas de publicidad, que desde los edificios alumbran las 4 esquinas.
Todo lo que respecta al Japón es exótico, desde su cultura, ciudades, parques, templos y gastronomía, incluyendo sus tragos.
Refrescante coctel con aroma a jengibre con una presencia de gustos herbáceos, cítricos y levemente marinos. Un trago diseñado bajo la exclusividad de Schweppes Tónica & Matcha, que combina sake con licor de ciruela umeshu, sochu (típico destilado japonés), polvos de té de matcha, zumo de una lima y sirope de jengibre. Se decora con bambú.
Exótico cóctel que tiene como base vodka Zubrowka y sake, que se mezclan con encurtidos japoneses, jugo de tomate casero y un toque de jugo de limón, con escarcha de sal volcánica. El trago de un sabor entre picante y salado se acompaña con una bandeja de mariscos y pescado o con el huachiango (pez parecido al pargo) en una salsa agridulce. También puedes comerlo con un sushi con tar tar de atún.
El ultraman cobbler es considerado un “anime cóctel”. Es a base de mezcal montelobos espadín, sake, jugo de limón y un poco de sal diluida en agua, más jarabe de frambuesa y cynar. Se puede acompañar en la entrada con vegetales dulces.
El pink cloudy es uno de los exquisitos cocteles preparados con sake de la autoría del barman peruano, Malpartida Edir, que para el trago eligió una de las marcas referentes en licores de sake, el Hakutsuru Sayuri. Edir creó el cóctel al mezclar Sake Hakutsuru Sayuri (licor de base) con zumo de Lychee y una porción de clara de huevo. Se sirve en una copa Old Fashioned con hielo bien picado.
El sweet scent es un cóctel dulce con vodka como base que tiene alcohol y está decorado con una flor comestible. En su preparación se agrega en mayor porción el sake Hakutsuru Josen Junmai Excellent, que se mezcla con zumo de piña, un sirope simple, una porción mínima de zumo de Yuzu y clara de huevo. Puedes reemplazar el vodka por ron o tequila, aunque los paladines de la coctelería recomiendan no hacerlo. Si quieres variar con bebidas energéticas, el Red Bull es la más empleada.
Refrescante cóctel que honra la tradición japonesa preparado al combinar Schweppes Tónica & Matcha con tequila blanco, que previamente se mezcla con pasta de miso picante llevado a punto de nieve. Los trozos de pasta de miso flotan en el licor hasta que alcanzan la misma temperatura, quedando disueltos.
Esta creación del barman, Vicenç Mora, es un exótico cóctel que integra elementos de la tradición milenaria del Japón, con otros de la naturaleza. Se obtiene al mezclar el Gin L’Arbre como licor de base con gotas de bitter de vainilla, una buena cucharada de mermelada de fresa, una clara de huevo para darle ese tono cremoso, zumo de piña y yuzu. Al final de la preparación se agrega la infusión de 8 gusanos de la komugiko. Se sirve en una copa alta y se decora con 2 interesantes gusanos y con un trozo de piel de naranja.
Cóctel refrescante y al mismo tiempo con un tono fuerte que resulta engañoso. Se compone de partes iguales de un licor de naranja (Triple Sec) y vodka, acompañado de jugo de lima o limón fresco recién exprimido. Pese a ser un trago, también se suele beber o servir como aperitivo, pero en copa de cóctel. Es ideal para acompañar en la mesa con una ración de alas de pollo picantes o pastas. Podrás reemplazar el vodka por el tequila o por otro licor llamado Southern Comford.